Me despiertan unos toques en la
puerta, de Effie, dice que me levante ya que tenemos que volver a los
entrenamientos.
Esta vez practico un poco con las
armas (sin enseñar mis habilidades) y aprendo a hacer fuego.
Y así transcurren los días de
entrenamiento hasta que toca el día de las sesiones privadas con los
vigilantes.
Primero la chica y después el chico
empezando por el distrito 1.
Eso significa que soy el último. Le
toca Margaret y la deseo suerte, no quiero ser cruel, pero la va a necesitar.
Pasa un tiempo y me llaman.
Entro. Los vigilantes están a lo
suyo. Me pongo en medio y digo: Gale Harthowne, distrito 12.
Cojo un arco y tiro un par de
flechas, con una doy justo al lado del corazón y con la otra en la cabeza. No
está mal.
Cojo unas lanzas y las tiro, justo
en el corazón.
Después hago nudos y trampas y se
las enseño, aunque no me presten mucha atención por lo menos habrá alguno
mirando.
Enseño todas mis habilidades y me
dicen que puedo irme. Creo que me ha ido bien. Subo a mi piso y nos sentamos a
cenar.
Hablamos toda la cena, a Margaret
también la ha ido bien, todo lo bien que la puede ir.
Después de cenar nos sentamos en el
sofá para ver las puntuaciones.
Cato y Clove se ganan su 10, como
suponía. El chico del 4, el que parece un monstruo, se gana un 11, esto está
ganado, seguro que se ha puesto a hacer lucha libre con muñecos y los ha dejado
si cabeza, su cuerpo es el doble que el mio y no exagero. La chica astuta del 5
se gana un 7, que no está mal.
Alex el niño del 10 se gana un 9,
es una nota altísima para un niño tan pequeño, me pregunto qué sabrá hacer.
Espero ansioso la nota de Ali, la niña del 11 que viene ahora, otro 9. Estoy
alucinado con estos dos niños; y Bob saca un 10.
Después va Margaret, que saca un 6.
La miro y no tiene cara de alegría, claro, e intento animarla. Después sale mi
cara en la pantalla y sale un 10 debajo. Una sonrisa se refleja en mi cara.
Todos me felicitan y me voy a la
terraza a hablar con Margaret. Dice que va a morir, que gracias por todo y que
tenga mucha suerte, y que ya que no puede ganar ella que gane yo. Y se pone a llorar, y que le diga a su
familia que la quiere. La digo que eso no va a poder ser, ya que yo tampoco voy
a ganar. Tras una larga charla nos vamos a la cama.
Mañana son las entrevistas y tengo que estar
descansado.
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