Me despierto pronto. No puedo dejar
de pensar que en menos de tres días seguramente habré muerto. Pasado mañana
empiezan Los Juegos. Hoy por la mañana no sé qué haremos y después estaremos
toda la noche en el aerodeslizador que nos llevará al estadio.
Me levanto y no hay nadie todavía.
Decido esperarles. Effie no tarda en llegar y los dos nos preparamos el
desayuno. Hablamos y un rato después llegan Hymitch y Margaret hablando y se
sientan en la mesa. Pasamos un agradable desayuno y Haymitch nos da algunos
consejos como: no encender fuego, no meterse en la cornucopia al empezar,
cuidado con los profesionales, saber bien con quién te alías y cosas así.
Transcurre la mañana, comemos, y
nos subimos al aerodeslizador en el que pasaremos todo el tiempo hasta que
empiecen Los Juegos. Cenamos y nos vamos a dormir, mañana a las 9 tendremos que
estar en la sala de lanzamiento para las despedidas, los últimos consejos y, a
las 10, estaremos en la arena.
Me levanto. Estoy nervioso, muy
nervioso. Desayuno con Haymitch y Lizzy porque Effie está con Margaret.
Son las 9. Como lo suficiente para
no tener hambre ni llenarme demasiado. Haymitch me da su último consejo: “sigue
vivo” Caliento un poco, estoy demasiado nervioso como para estar quieto. Viene
Effie y se despide de mi con lágrimas en los ojos. Después Haymitch se despide
de mí y se va a hacer lo mismo con Margaret. Son las 10 menos cinco. Me despido
de Lizzy y entro en el tubo que me sube a la arena. No hace frío, ni tampoco
calor, menos mal. Enfrente tengo la cornucopia. A mi izquierda un bosque,
detrás un lago y a la izquierda un campo de trigo. Iré al bosque, es lo mío.
Se olle una voz por todas partes
que dice: “Felices juegos del hambre y que la suerte esté siempre de vuestra
parte”
Y a continuación la cuenta atrás:
50, 49, 48, 47…
Tengo una mochila enfrente, como no
está muy lejos, iré a por ella.
La cuenta atrás sigue: 15, 14, 13,
12…… 3, 2, 1 y se escucha el gong que indica que empieza el juego.
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