Me despierta la luz del día y me
levanto. Corto un cacho del conejo de ayer y me lo como crudo, porque si
enciendo un fuego vendrán los profesionales y me matarán.
Después guardo todo en mi mochila y
bebo agua. Me queda como mucho un trago. Necesito agua potable y esa no creo
que lo sea. Salgo a explorar. Encuentro unos palos y me siento a fabricarme un
arco. Después de una hora ya tengo un arco que puede servir para algo. Me
fabrico también unas flechas y me las guardo en el cinturón. Ando y, tras unas
horas andando, me paro a descansar, y de repente, oigo unos ruidos detrás de
mí. Cargo una flecha en el arco y me levanto. Entre unos matorrales, aparece
Alex, el niño del distrito 10, con una lanza preparada para atravesarme. Y
estamos así, apuntándonos mutuamente sin decir ni una palabra.
-Creo que esto no nos va a servir
de nada- Me suelta Alex.
-Lo mismo digo.
-Somos los dos listos, si unimos
nuestras armas y provisiones, tendremos más posibilidades, ¿no crees?
-Entonces, ¿aliados?
-Aliados- Me responde él
Bajamos las armas a la vez. Aliarme
con este niño la verdad es que no me causa malas sensaciones. Para la edad que
tiene, es verdad que es muy listo y además sacó una nota muy alta en los
entrenamientos. Era uno de mis fichajes para aliado.
Nos sentamos en unas rocas y
juntamos todas las armas y provisiones. Él tiene: 6 lanzas, unas gotas para
potabilizar el agua (mi salvación), otro saco de dormir, unas gafas para ver en
la oscuridad y ya está. Me da 3 lanzas y vamos otra vez de camino a mi lago
para rellenar las cantimploras.
Es un niño muy simpático la verdad.
Me cuenta que en su distrito trabajan desde los 10 años y por eso sabe hacer
tantas cosas.
Cuando llegamos al lago, muertos de
sed, cansancio y calor. Sacamos las cantimploras y las llenamos. Las echamos
unas gotas del líquido para potabilizar y dejamos que haga efecto un cuarto de
hora. Mientras, nos quitamos la ropa y nos tiramos al lago para refrescarnos.
Luego nos tiramos en las rocas para secarnos y es ahí cuando se oye un cañonazo
y aparece un aerodeslizador muy cerca nuestra recogiendo un cuerpo.
Alex y yo pensamos igual, recogemos
todo, y nos escondemos entre unos matorrales.
Se oyen unas voces que se acercan
cada vez más y carcajadas que dicen: ¿habéis visto su cara? ¡dios que
divertido, me pido el siguiente!
Se acercan los profesionales.
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